Bosco’s Camp 4×4 celebró una nueva edición del SANDFEST 2025, expedición que reunió a más de 30 vehículos todoterreno divididos en dos caravanas para conquistar los paisajes de Túxpam, Veracruz.
Durante dos fines de semana consecutivos, los amantes del 4×4 se enfrentaron a desafíos técnicos en una ruta dominada por la arena, el agua y las condiciones cambiantes del terreno. El trayecto desde la Ciudad de México hasta la costa veracruzana abarcó poco menos de 290 kilómetros, con un tiempo estimado de traslado de 3 horas y media, convirtiendo a Túxpam en la playa más cercana a la capital para este tipo de aventuras.
Una vez en el destino, la caravana se adentró en un terreno donde la arena compacta, suelta y cubierta de conchas se convirtió en el primer gran reto. Estas condiciones exigieron tanto pericia al volante como un desempeño mecánico impecable por parte de las unidades participantes.
Entre los vehículos destacados figuraron varios modelos de Jeep, como el Wrangler JL, el JT Mojave, el 4xe híbrido enchufable, y una edición especial del Sahara en color Tuscadero. Algunos de ellos mantenían sus especificaciones de fábrica, mientras que otros estaban completamente modificados para la aventura. RAM también dijo presente con la 1500 RHO, una pick-up de altas capacidades, cuyo ángulo de ataque y distancia al suelo resultaron esenciales para superar obstáculos acuáticos.
Ford aportó modelos como la Bronco y la poderosa F-150 Raptor, cuyo desempeño sobresalió por la capacidad de su suspensión y su tracción en terrenos blandos. Mitsubishi, por su parte, sorprendió con la nueva L200, que gracias a su agilidad y bloqueo trasero automático se posicionó como una de las más efectivas dentro del terreno desafiante.
El terreno en Tuxpam exigió el uso de diversas estrategias de manejo. La arena compacta o húmeda permitía mayor aceleración y estabilidad, aunque anunciaba la presencia de agua subterránea, transformando el suelo en lodo espeso. En esos casos, la tracción en 4H fue fundamental para mantener el control sin perder impulso.
En contraste, la arena fina y suelta, presente principalmente en las dunas, requería mantener una velocidad constante. Detenerse significaba quedar atrapado. Aquí, los vehículos con batea enfrentaron mayores desafíos debido a su ángulo ventral, exigiendo una aceleración más precisa para no quedar atascados al cruzar las crestas.
La sección más técnica fue sin duda aquella donde la arena estaba cubierta por conchas. Este terreno, que actuaba como una trampa natural, demandaba el uso de 4 Low y bloqueo trasero para aprovechar el torque al máximo, ya que la velocidad podía resultar contraproducente. En este tipo de condiciones, el verdadero diferencial fue el equipamiento: aquellos vehículos que calzaban neumáticos BFGoodrich KM3 destacaron notablemente por su capacidad de autolimpieza y tracción constante.
Antes de llegar a los tramos de arena, los participantes debieron cruzar el río Cazones, un paso fluvial sin puentes debido a la variabilidad del nivel del agua. Para ello, se utilizó “El Chalán”, una plataforma flotante que transportó hasta seis vehículos simultáneamente, impulsada de manera artesanal mediante un sistema de cables y tracción humana. Este cruce se convirtió en un momento inolvidable y pintoresco de la expedición.
Ya del otro lado, la caravana se adentró en los manglares de Túxpam, donde la vida silvestre y la pesca artesanal fueron parte del paisaje. Sin embargo, la prueba más extrema aguardaba al final: el cruce de los manglares.
La “cereza del pastel” fue precisamente esta sección, un reto reservado únicamente para los vehículos mejor preparados. Los manglares veracruzanos presentan explanadas de tierra por donde brota el agua, creando lagunas profundas de lodo, agua salobre y trampas naturales. En este entorno, la única forma de avanzar era utilizando 4 Low con bloqueos activados, maximizando el torque y control sobre cada eje. El terreno escondía carriles de lodo, mogotes traicioneros y zanjas capaces de engullir una llanta sin previo aviso. Además, el peligro de que el agua ingresara por el escape elevaba el nivel de tensión.
Aquí, las pick-ups sacaron ventaja. Gracias a su altura al suelo y la ubicación elevada de la toma de aire, lograron cruzar con mayor seguridad. El desempeño técnico, la experiencia de los conductores y el trabajo en equipo fueron clave para completar el recorrido sin contratiempos mayores.